Description:
See Abstract in Spanish.<br><br>DETERMINAR la evolución de la lanza es difícil, incluso en el área occidental. Fijar el período a que corresponde una determinada pieza con frecuencia implica los más graves problemas, y la posibilidad de error siempre está al acecho. Naturalmente, seriar cronológicamente lanzas de fecha determinada por hallazgos arqueológicos precisos: excavaciones de ruinas, tumbas, etc., es fácil. Pero aplicar los resultados que se obtienen con esta organización supuesta ya no lo es tanto. Ello se debe esencialmente a un hecho: la falta de <i>caracterización estilística suficiente</i> en gran número de piezas, aunque es innegable que hay otras cuya forma «dice» con claridad a qué mundo cultural pertenecen. Complementa esa falta de caracterización la riqueza tipológica que suele darse en cada período. El canon varía con libertad e igualmente las dimensiones e incluso la técnica. Para el coleccionista de lanzas, o para el investigador que se enfrenta con piezas que no proceden de hallazgos fechados, es muy arduo, pues, saber con aproximación a qué época y lugar corresponden tales armas. Tiene a su disposición varios elementos de juicio: la comparación con las armas procedentes de hallazgos fechados, la «calidad» (textura) de la pieza, es decir, su aspecto táctil, que acaba por ser inconfundible o poco menos para el que frecuenta los objetos antiguos. Finalmente, por escasa que sea la «caracterización estilística», siempre hay alguna, y ayuda a corroborar o a rectificar las hipótesis formuladas con la base de los dos principios primeros.